Wednesday, December 19, 2007

Qué pesado

Ya has vuelto después de tu viaje, y encuentras un tiempo para pensar. Y no piensas ni en lo que ha sido, ni tampoco en lo que podría haber sido. Estas cansado de hacer siempre lo mismo. Esta vez, piensas en la mujer que has descubierto, como una atracción más de una ciudad que por lo pronto, no te tomas como una necesidad tener que volver a visitarla.

Sin embargo, en el trabajo, en tu estudio, a veces las cosas también son muy duras, a veces no sabes si vas a salir adelante con tus proyectos profesionales, a veces te preguntas si no es mejor echarlo todo por la borda. Entonces, acompañas esos pensamientos con la cara de ella, y obtienes una fantasía perfecta y práctica. Casi real.

Me dan felicidad las cosas normales. Me dan felicidad los deseos cumplidos de hombre. Me da felicidad pasear contigo por la calle, o comprar, o perder mucho tiempo en cosas inútiles. Tratar de regalarte algún capricho, y tallar a fuego nuestro dolor en nuestros cuerpos, oler juntos el lavadero, o dormir el uno al lado del otro sin pretensión sexual, por el motivo que sea. Me pirro, me pirro por tener tus hijos en mis brazos, por bañarlos por las playas de la cuenca mediterranea, por llevarlos a cualquier casa perdida de cualquier pueblo perdido de cualquier región perdida. Me muero por recibir albaranes, por comprar televisores de plasma, por cruzar el mundo contigo, y por acompañarte en todas las angustias que te toque atravesar.

La vida, la vida. Tanto hablar de ella. Cuanto más pienso en ella, más indefenso me siento. Yo ya sé que cuando de verdad te tenga aquí cerca mío, quizá se muera este aliento rebelde de aspiración de libertad verdadera y compartida, que ahora que estoy solo me acompaña.

Lo único que quiero demostrar cuando te escribo tan vehemente, es que en este momento necesito que algo importante cambie. Que el rumbo de las cosas varie, y que este invierno no sea tan insulso.


No hay nada más detrás. Soy de los que disfrazan absolutamente todo con palabras. Soy uno más, con más palabras que verdaderas intenciones, un hombre horriblemente despechado, que eso ya es muy jodido.

No sé nada del futuro. Pero esta muy vacío. me doy cuenta cuando al anegarme estas ganas de escribir, solo se me ocurre pensar en ti, que te conocí solo de dos días y que no eres nada en realidad. Encarnas mucho, sin embargo. Sí, parece que sí.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home