Monday, November 17, 2008

Pre-desazón

Qué alturas... Qué miedo.

Qué desastre de pensamiento, qué jugarreta tan cruel.

Qué dolor de cabeza, qué migraña total se cierne sobre mí.

Qué angustia.

De tan increíble, daña los ojos. Asusta. Quiero salir corriendo, trepar palabras.

No debería haberte conocido, empiezo a pensar.

Me duele el alma.

Soy demasiado romántico para estos giros. Necesitaba meterme con alguien menos ambicioso con la vida, con alguien que no apunte tan alto, no con alguien tan impresionante y de líneas tan perfectas. Me vienes grande y a tu alrededor se detienen los soldados más apuestos.

Yo soy solo un voyeur que te desviste en palabras. En palabras, dentro de un mundo sin cabida para ellas. Soy un cervatillo, o un mocoso hecho un guiñapo que se cuela entre las piernas del gentío que se agolpa en las calles para verte pasar.

Entre todo el tumulto, agarro tres, cuatro, cinco seis huecos para inmortalizarte en mi frente y mi cuaderno.

En el mundo de los sueños gano a cualquiera. En la plaza lisa y solitaria despliego mis acciones.
Nunca se me ha dado bien la gente.

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